En mayo de 1957, Seat presentó la primera unidad del Seat 600. Hasta esas fechas, el parque automovilístico español resultaba precario y muy pocos podían permitirse la compra de un vehículo como el Seat 1400, que era considerado todo un lujo en esa época. El Seat 600 salió al mercado español con un competitivo precio de 65.000 pesetas y aunque en su momento no resultaba un vehículo barato, llegó a las carreteras con el éxito asegurado. Nació amparado por los planes de desarrollo del gobierno franquista, destinado a ser el motor de un España que comenzaba su apertura después de la Guerra Civil. A mediados de la década de los sesenta, con el crecimiento espectacular de la renta española, el 600 siguió manteniendo su precio sin grandes incrementos, por lo que se convirtió en una realidad para un gran número de familias españolas que años antes no habían podido permitírselo. El Seat 600 fue el motor del despegue automovilístico del país, el protagonista de la motorizacion masivo de la población y el coche en el que aprendieron a conducir varias generaciones de españoles. La formas redondeadas de su carrocería le dío sobrenombres tan populares como "pelotilla", "Seílla" o "Bolilla"
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